Debido a la considerable distancia entre España y Grecia, la forma más cómoda de viajar hasta allí es tomar un vuelo a Atenas. Inaugurado en 2001, el Aeropuerto de Atenas, llamado oficialmente Aeropuerto Internacional Eleftherios Venizelos, es el más importante del país, con cerca de 20 millones de pasajeros al año.  

Tras tomar tierra en suelo griego, una de las opciones más recurrentes para ir del aeropuerto al centro de Atenas es tomar el metro. Si no se adquiere con el descuento para estudiantes de hasta 25 años o para jubilados, el billete cuesta 10 euros (solo ida), y permite hacer transbordo a otras líneas u otros medios de transporte durante una hora y media. El servicio funciona de las 06:35 h a las 23:30 h y el trayecto hasta la plaza del Sintagma tiene una duración aproximada de 40 minutos.  

Asimismo, también se puede llegar a Atenas en bus desde el aeropuerto, con alguna de estas cuatro líneas: X95, con parada en la plaza del Sintagma; X93, que va a la estación de buses interurbanos de Kifisos; X97, que llega hasta la parada de metro de Eliniko, y X96, que conecta con el puerto de El Pireo. La duración del recorrido es de 70 minutos, excepto para el X96, que tarda 90 minutos. Pese a no ser tan rápido como el metro, el precio es más económico.   

No olvides que el aeropuerto de Atenas también está conectado con la Estación Central (Larissis) y el Puerto de El Pireo en tren.  

Por supuesto, también puedes ir a Atenas en taxi. Si te decantas por esta posibilidad, ten en cuenta que el precio del trayecto es fijo, independientemente de cuál sea el número de pasajeros, siendo más caro si el desplazamiento se realiza en días festivos o entre las 00:00 h y las 05:00 h.  

También es posible reservar un servicio de transfers privados al centro de Atenas, para que tu comodidad sea todavía mayor. Si te interesa este servicio, no dudes en incorporarlo a tu viaje a Atenas y Creta.  

Existen rutas en ferry a Creta con salida desde el puerto ateniense, El Pireo —operadas por Minoan Lines y Anek Lines—, si bien hay que tener en cuenta que la duración de los trayectos oscila entre las 7 y las 9 horas. Eligiendo esta posibilidad, llegarás a los puertos de Soúda, cerca de Haniá, y Heraclion, la capital de la isla.  

De ahí que el avión sea el medio más rápido y cómodo para viajar a Creta. Desde el aeropuerto de Atenas, podrás volar fácilmente hasta allí. Actualmente, hay vuelos nacionales a diario (o prácticamente) que enlazan con los aeropuertos insulares de Heraklion (o Heraclion) y Haniá, y algo más espaciados, con el de Sitia. Si se viaja a Heraclion o Haniá desde Atenas, la duración del vuelo es de 1 hora y 10 minutos, mientras que si se vuela desde Sitia, se tarda alrededor de 1 hora y 25 minutos.  

A tu llegada a Creta, te recomendamos alquilar un coche para que puedas moverte con total libertad. Sin embargo, si prefieres hacer uso del transporte público durante tu viaje a Creta, también encontrarás opciones para ir del aeropuerto a algunos de los puntos más turísticos de la isla. De hecho, cuenta con un buen servicio de autobuses, especialmente en la costa norte, por donde circulan diversas líneas regulares.

Disfruta de su puesta de sol, que es para muchos nada más ni nada menos que el mejor atardecer del mundo. Un punto recomendado para observarlo es desde el Castillo de Oia.

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Cuando piensas en Santorini es probable que este pueblo sea lo primero que se te viene a la mente. Es el pueblo típico que habrás visto un millón de veces en fotos y el más famoso que tienes que ver en Santorini. ¡Sin duda, es un lugar imprescindible en la isla!

Aunque Oia es el pueblo que se lleva la palma en la isla de Santorini. Fira es la capital de la isla. Si decides moverte en transporte público, como se suele decir que todos los caminos llegan a Roma, pues en Santorini todos los buses de la isla llegan a Fira.

El pueblo es del mismo rollo que Oia, con mejores vistas a la caldera de Santorini aunque un poquito menos de "postal". ¡Ah! Y el atardecer desde Fira no es tan "épico" como el de Oia porque tiene una orientación más hacia el sur y el sol no se oculta directamente por el mar.

Es una localidad con mucho ambiente, muchos bares y muchas casitas blancas e iglesias. Al igual que en Oia lo mejor que tienes que hacer en Fira es perderte por sus calles. Aunque, en este caso Fira, tiene un punto a su favor. Puedes bajar al puerto en teleférico. Tus piernas y tus rodillas igual te lo agradecen.

Entre Fira y Oia hay dos pueblecitos monos que son buenas opciones para encontrar alojamiento en Santorini un pelín más asequibles que en Fira u Oia. Especialmente si tienes pensado tirar la casa por la ventana y estás buscando hoteles en Santorini con infinity pool y otro tipo de caprichitos varios de estos que apetecen alguna vez en la vida.

Firostefani es casi una continuación de Fira. Aquí te está esperando la típica imagen de la isla con casas blancas sobre el acantilado a más de 200 metros sobre el nivel del mar y con unas vistas de infarto a la caldera.

Imerovigli también es del mismo rollo, aunque éste último tiene un lugar brutal para ver atardecer en la isla. Se trata de Skaros Rock, un saliente de roca desde el que se tiene una magnífica vista a toda la isla y a sus pueblos costeros más famosos.

Excursión a la caldera de Santorini

Uno de los planes más apetecibles que hacer en Santorini es la típica excursión a la caldera. Lo tienes que hacer con un tour obligatoriamente porque no hay forma de llegar hasta allí si no es con una excursión organizada.

Sin ningún tipo de duda, Chora u Hora, como es conocida la capital de Mykonos, es además de una parada imprescindible en la isla, el mejor lugar en el que empezar a conocer y vivir la esencia de las islas griegas, dejándote querer por la «Pequeña Venecia», sus famosos molinos, el barrio de Kastro, las iglesias ortodoxas y también y como no, su vida nocturna.

Destacan los Molinos de Viento Kato Milli de la zona alta de Chora, con unas vistas increíbles al mar y uno de los atardeceres más bonitos de la isla, del que hablaremos más adelante.
Una buena forma de conocer la historia de este pueblo y no perderte ningún punto interesante.

Otro de los molinos que no puedes perderte es el Molino Boni´s, ubicado en la zona alta de Chora, que destaca por su increíble color blanco, además de por las increíbles vistas que regala, tanto de día como en la puesta de sol, de todo el centro de Chora.

Kastro es probablemente uno de los lugares más bonitos no solo de Grecia, sino del mundo. Estrechos callejones, en los que resaltan las casas de un blanco impoluto, ventanas de colores y bugamvillas como adorno, conforman este barrio, en el que las tiendas de marca se mezclan con restaurantes y locales encantadores, que recorren miles de viajeros cada día, muchos de ellos a contratiempo por ser cruceristas que abandonan su barco durante unas horas para conocer este precioso lugar que se ha convertido en uno de los lugares que ver en Mykonos más recomendado.
Aunque lo más recomendable es perderte por sus calles sin mapa, algo que te aseguramos sucederá en cuento lleves dos minutos, ya que es prácticamente imposible conservar el rumbo en el entramado de callecitas, son Matogianni, Enoplon, Dynameon y Mitropoleos las calles principales que te recomendamos no perderte antes de empezar una ruta por las cosas que hacer en Mykonos más imprescindibles.

Otro de los lugares que ver en Mykonos más imprescindibles y por el que todo viajero acaba pasando en alguna ocasión es Little Venice, una de las zonas más fotografiadas de la isla, en la que destacan sus casas construidas prácticamente sobre el mar, como en Venecia y de ahí su nombre, «Pequeña Venecia».
La mejor zona para disfrutarla es desde la pequeña playa que hay entre los Molinos de Viento Kato Milli y Little Venice, desde donde las vistas son realmente maravillosas, en cualquier momento del día, aunque especialmente en el momento de la puesta de sol.

Como curiosidad te diremos que en Mykonos, uno de los habitantes más famosos es un pelícano: el Pelícano Petros, que llegó a la isla en 1954 y después de que un pescador le curase las heridas que tenía, nunca más quiso irse de la isla, llegando a ser uno de los símbolos de Mykonos.
Petros falleció en 1986 y a día de hoy, por las calles de Chora es posible cruzarse con el nuevo pelícano que ha adoptado Chora en su recuerdo y como sucesor del que fue un icono de la isla.
Dicen que verlo da suerte y te asegura volver a la isla. Nosotros no lo vimos, así que vamos a tener que volver para buscarlo y así asegurarnos nuestro regreso a la isla.

Alojamiento en Miconos

La isla de Creta es la de mayor tamaño de todas las Islas Griegas y está dividida en cuatro regiones: Chania, Rethymno, Heraklion y Lassithi.

Chania, la niña bonita de Creta: Sin rival, así presentamos a la región más occidental de Creta. Ella solita aglutina más del 60% de los principales lugares que ver en Creta. Lugares algunos de difícil acceso pero que ofrecen esa componente salvaje y aventurera perfecta para ¡descargar un poquito de adrenalina!

Sin palabras. Así nos quedamos cuando vimos la Playa de Balos por primera vez. Cierto es que habíamos cotilleado muchísimas fotos antes de ir, pero ninguna plasmaba lo suficientemente bien la belleza de este lugar. ¡Espléndida como ella sola!

Hermanada en espectacularidad con la Playa de Balos, la Playa de Elafonisi sobresale de una manera especial por su arena rosa. Sí, sí, un rosita claro precioso. Sus aguas son nítidas a más no poder y también presentan esos preciosos tonos azul turquesa a los que tan costumbrados nos tiene esta parte del Mediterráneo. Bañarse en ellas es ¡una absoluta gozada!

Y de las playas a las imponentes montañas del Parque Nacional de la Garganta de Samaria. Esta zona es, con diferencia, la cadena montañosa más importante de Creta. Sus 16 kilómetros la convierten en la garganta más larga de toda Europa.

Qué decir de ella, de Chania. La capital de la región merece un capítulo aparte. Una ciudad llena de color, vida y alegría; una enriquecedora mezcla de culturas salpicada por decenas de edificios y monumentos, vestigios, todos ellos, de los diferentes pueblos colonizadores que han poblado este pueblo.

Las calles de su casco histórico están impregnadas de esa esencia griega que reconforta y hace sonreir; una mezcla de olores, sonidos y colores que nos cautivó desde el primer instante y que nos hizo sentir realmente bien. Descubre dónde encontrar alojamiento en Creta

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