¿Qué ver en la Costa del Sol?
Hay tanto que ver en la Costa del Sol que no basta con una sola escapada para admirar todos sus tesoros.
Desplazándonos desde el litoral granadino por el este de la provincia de Málaga, el primer gran municipio costero con el que nos topamos es Nerja, el más oriental de la comarca de la Axarquía. Entre sus principales reclamos, destacan el Parque Natural de Sierra Tejeda, Alhama y Almijara, compartido con la provincia de Granada, y el Paraje Natural Acantilados de Maro-Cerro Gordo. A esto habría que sumar la famosa Cueva de Nerja, descubierta en 1959 y uno de los destinos turísticos más visitados de España. En cuanto a las playas de Nerja, la más importante es la playa del Salón, de 200 m de ancho, si bien hay otras más pequeñas, como las de El Carabriello Chico, Carabeo, Calahonda, La Burriana, La Caletilla, Cala Cañuelo o Cala del Pino. Todo ello sin olvidar que fue en Nerja donde se grabó la mítica serie de televisión Verano azul.
Continuando hacia poniente, se alcanza Torrox Costa, con numerosos apartamentos y hoteles junto a la playa. Su principal aliciente es el núcleo de El Morche, que en el pasado acogía las casas de los pescadores y que hoy despierta el interés de muchos visitantes.
El siguiente municipio de peso que nos aguarda es Vélez-Málaga, cuyo casco antiguo ha sido declarado Conjunto Histórico Artístico. Allí se pueden ver los restos de la torre del Homenaje y la iglesia de Santa María la Mayor, así como el Cerro de San Cristóbal, coronado por la ermita de Los Remedios. Extramuros, hay ejemplos de arquitectura mudéjar y barroca, con palacios y edificios residenciales característicos, como iglesias y conventos. En cuanto a sus playas, no hay que perderse la playa de Algarrobo, una de las mejores playas de la Costa del Sol.
Continuando por el litoral malagueño, se llega al Rincón de la Victoria, donde aguardan 8 km de costa repartidos en cuatro playas: Cala del Moral, Rincón de la Victoria, Torre de Benagalbón y Los Rubios. En la cima de una foresta, se despliega también una muralla datada en el año 1000 a.C. que pudo contener un poblado, basándose estas hipótesis en las ruinas existentes.
En Málaga, capital de la provincia e importante ciudad portuaria, conviene prestar atención a la Alcazaba y las ruinas de Gibralfaro, herencia de la dominación árabe. Su llamativa catedral renacentista, conocida popularmente como La Manquita debido a que está inconclusa, es otro punto de interés. Como también lo es el Museo Picasso de Málaga, dedicado a la obra del genial Pablo Ruiz Picasso, el pintor malagueño más universal.
Desde allí, se llega a Torremolinos, entre situada entre las estribaciones de la sierra de Mijas y el mar y convertido en municipio independiente en 1988 (hasta entonces, había sido una barriada de Málaga capital). A pesar de su rápido desarrollo urbanístico debido al auge del turismo de sol y playa, Torremolinos aún conserva rincones llenos de encanto de cuando no pasaba de ser una villa pesquera. Lo mismo ocurre con el Jardín Botánico Molino del Inca, idóneo para familiarizarse con la flora autóctona.
Le sigue Benalmádena, un municipio con una extensa oferta de ocio y turismo y cerca de 13.000 plazas hoteleras, campos de golf, un parque de atracciones, un bonito puerto deportivo, un auditorio, el acuario Sea Life Centre, que es el primer parque submarino de la Costa del Sol y todo un acierto si se va a viajar con niños a la Costa del Sol; el Casino de Torrequebrada, un centro de exposiciones y el Museo de Arte Precolombino Felipe Orlando, así como un teleférico que lleva hasta la cima del monte Calamorro. Desde allí, en los días despejados, se pueden ver las costas de África.
Después, se llega a Fuengirola, localidad que debe su nombre a los pescadores genoveses que se instalaron en la costa en el siglo XV. Además de excelentes playas, Fuengirola conserva vestigios de la época romana y un castillo árabe. Por la noche, abren sus puertas numerosos pubs y discotecas, frecuentados sobre todo por el turismo nórdico y británico.
En la falda de la sierra de Mijas y orientada al mar, se hallan las construcciones encaladas de Mijas, que ha sabido preservar el encanto de un típico pueblo andaluz. Allí se puede ver la parroquia de la Inmaculada Concepción, con un bello artesonado mudéjar; la ermita de la Virgen de la Peña, excavada en la roca, y el Museo de Miniaturas, donde se muestran obras tan singulares como La última cena de Leonardo da Vinci, pintada en un grano de arroz.
A su vez, Marbella, situada en el centro de la Costa del Sol Occidental y entre las faldas de sierra Blanca y la playa andaluza, es el gran centro lúdico del suroeste del Mediterráneo. Repleta de lujosas urbanizaciones y de rincones tan selectos como la exclusiva Milla de Oro o el puerto deportivo de Puerto Banús, donde no es difícil toparse con rostros conocidos de la jet set, puede presumir también de un notable casco antiguo, repleto de historia. De hecho, esta ciudad fue fundada por los tirios hace más de 3.500 años, antes de convertirse en una villa romana de la que aún sobrevive algún vestigio.
Retomando nuestro viaje por la Costa del Sol, se llega a Estepona, donde esperan 21 km de playas y un atractivo casco urbano peatonal, moteado con macetas multicolores, esculturas y grandes murales en las fachadas de algunos edificios. Desde allí, se pueden hacer excursiones para recorrer sin prisas Sierra Bermeja y las ruinas del castillo de San Luis.
Finalmente, Manilva es el municipio situado más al suroeste de la costa malagueña, tocando a la provincia de Cádiz. Su costa se despliega del noreste al suroeste, en una línea costera de 7,8 km que combina playas de arena y ensenadas rocosas.