¿Qué ver en la Costa de Bizcaya o Bizkaia?
Ya en la provincia de Vizcaya, a comarca de Lea-Artibai depara una grata sorpresa al viajero: Lequeitio o Lekeitio, uno de los pueblos con más encanto de la Costa Vasca. Además de contar con un fotogénico casco antiguo, también tiene dos estupendas playas. Si la marea está baja, se puede ir caminando desde allí hasta la playa de la Isla de San Nicolás. Igualmente, hay que referirse al puerto y la basílica de la Asunción de Nuestra Señora, del siglo XV y con elementos tardogóticos, barrocos y neogóticos.
Retomando la marcha, se alcanza Elanchove o Elantxobe, asomado al Cantábrico y sobre un imponente acantilado, lo que deja al visitante sin palabras. Sus construcciones están dispuestas como si de un anfiteatro se tratara. Aprovecha para contemplar la iglesia de San Nicolás de Bari y hacer una excursión a la Reserva de la Biosfera y el Área de Conservación de Urdabai y la playa de Laida (idónea para viajar con niños). No muy lejos de allí, la panorámica que ofrece la playa de Laga es un auténtico regalo para los sentidos.
En Mundaca o Mundaka, próxima a Bermeo, se enmarca uno de los mejores lugares para hacer surf en el País Vaco, ya que en su playa se produce una de las olas de izquierda más larga del planeta. En cualquier caso, al margen de descargar adrenalina en el Cantábrico, también es necesario detenerse en su arquitectura típica, plasmada en sus ermitas, y pasear por el puerto.
Emplazada a unos 30 km de Bilbao, la capital vizcaína, se llega a la seductora villa de Bermeo. Esta ciudad con sabor marinero concentra monumentos tan llamativos como la torre Ercilla, que acoge el Museo del Pescador; la puerta de San Juan, la Atalaya y el puerto.
Más adelante, nos topamos con otro de los lugares que hay que ver en la Costa Vasca: San Juan de Gaztelugatxe, un islote de la localidad de Baquio o Bakio que está unido a la costa por un puente de dos arcos. Allí se eleva la antiquísima iglesia de San Juan, que algunos estudios sitúan en el siglo IX. ¡Ten tu cámara a mano!
Continuando con el viaje en dirección a Cantabria, y a unos 25 km al norte de Bilbao, te toparás con Plencia o Plentzia, un pueblo poco conocido, aunque poseedor de un magnetismo innegable. Te invitamos a descubrirla sin estar pendiente del reloj.
Como colofón para estas vacaciones en la Costa Vasca, no podíamos dejarnos en el tintero Bilbao. Entre los lugares que hay que ver en las calles bilbaínas, descuellan la catedral de Santiago, las iglesias de San Antonio Abad, San Nicolás y San Vicente, el santuario de Begoña, el Palacio Foral de Vizcaya, el Palacio de Chávarri, el Ayuntamiento, la casa natal de Miguel de Unamuno, el Museo Vasco y el fascinante Museo Guggenheim Bilbao, diseñado por el arquitecto canadiense Frank O. Gehry y emblema de la profunda transformación de la ciudad en estas últimas décadas. Para reponer fuerzas, nada mejor que una ruta por las tabernas y restaurantes del casco viejo, donde degustar unas tapas o una riquísima merluza o un bacalao a la bilbaína regado con un buen txacolí.
En la vecina Portugalete, se halla el puente de Vizcaya (Bizkaiko Zubia en euskera), un puente colgante construido entre 1887 y 1893 y declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2006.
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