¿Qué ver en Ámsterdam?
A pocos pasos de la principal estación de ferrocarril, se alza la iglesia de San Nicolás, levantada en honor del patrón de la ciudad a finales del siglo XIX. Hoy por hoy, esta es la iglesia católica mejor conservada de Ámsterdam, así como uno de sus edificios más emblemáticos. Otra construcción religiosa que conviene descubrir es la iglesia del Oeste o Westerkerk, una de las más antiguas de la ciudad. Situada en la parte más occidental del barrio de Grachtengordel y dedicada al rito calvinista, cuenta con un campanario de 86 m, desde el que gozarás de unas vistas inenarrables.
Ahora bien: si por algo destaca esta ciudad holandesa —con permiso de sus canales— es por su barrio Rojo, el distrito canalla de Ámsterdam. Sus burdeles con escaparates y sus mundialmente coffee shops, donde se puede consumir legalmente la marihuana, son únicos en el mundo.
No muy lejos de allí, y en la zona histórica, se despliega uno de los puntos neurálgicos de Ámsterdam: la plaza de Dam, en cuyos alrededores se hallan el opulento Palacio Real o Koninklijk, de la primera mitad del siglo XVII; la iglesia Nueva o Nieuwe Kerk, originaria de 1385; el Monumento Nacional de la Liberación, dedicado a las víctimas de la Segunda Guerra Mundial, y algunos de los hoteles en Ámsterdam más modernos.
Otro enclave que no puede faltar en tu tour por Ámsterdam es el mercado de las Flores o Bloemenmarkt, donde podrás encontrar todo tipo de flores ornamentales —incluyendo los tulipanes, la flor nacional holandesa—, así como tiendas de recuerdos. En cualquier caso, si decides hacer algunas compras aquí, ten presente que los precios no son especialmente económicos. El mercado, ubicado junto al canal de Singel, abre todos los días las 09:00 h a las 17:00 h.
Y ya que hemos hablado de la naturaleza, resulta obligado referirse al pulmón verde por excelencia de esta ciudad holandesa: el Vondelpark, un parque de 47 hectáreas que tiene el privilegio de ser el más extenso de los Países Bajos. Inaugurado en la segunda mitad del siglo XIX, se trata de un lugar ideal para quienes tienen en mente viajar a Ámsterdam con niños. Además, con la llegada del buen tiempo, también acoge espectáculos de teatro y música. También alberga el Museo del Cine o Filmmuseum, que organiza de vez en cuando pases gratuitos.
En este sentido, y en relación con la oferta de museos en Ámsterdam, la ciudad hará las delicias de cualquier viajero aficionado a las bellas artes. Uno de los más visitados es el Museo de Van Gogh, que concentra la mayor parte de las obras del genial pintor postimpresionista. El precio de la entrada no es barato, pero merece la pena pagarlo. También se organizan exposiciones temporales. No menos interesante es el célebre Museo Nacional de Ámsterdam o Rijksmuseum, consagrado al arte, la artesanía y la historia. Sus salas acogen una nutrida colección de pinturas del Siglo de Oro holandés, así como una generosa colección de arte asiático y egipcio. Su principal tesoro es la Ronda de noche, de Rembrandt, un lienzo monumental que ha sido acuchillado dos veces a lo largo de su historia (en 1911 y 1975) y rociado con ácido en 1990 por un desequilibrado.
Para conocer más a fondo la obra de este artista barroco universal, nada mejor que acercarse a la Casa-Museo de Rembrandt o Rembrandthuis, una sencilla vivienda en la que residió el artista holandés durante la primera mitad del siglo XVII. En los pisos superiores y el sótano, se exhiben bocetos y magníficos cuadros.
En cualquier caso, pocos museos en Ámsterdam son tan emotivos como el Museo de Ana Frank, que se halla en la casa en la que la adolescente judía, su familia y otros ciudadanos perseguidos por los nazis trataron sin éxito de escapar de ser deportados a los campos de concentración del Tercer Reich. El Museo de Ana Frank se divide tres espacios: una oficina, la casa de los Frank y, por último, una tercera casa montada para albergar una exposición que giran en torno al diario de Ana Frank.
Otro museo singular es el Museo del Sexo o Templo de Venus, situado en la calle de Damrak, y que recorre la historia de la sexualidad a través de pinturas, esculturas y fotografías.
Para poner el broche de oro a tu viaje a Bruselas y a Ámsterdam, te recomendamos que aproveches tu paso por la ciudad neerlandesa para llevarte a casa alguno de los tradicionales quesos holandeses: Maasdam, Gouda, Edam… En cualquier quesería, te informarán acerca de sus características. Otro souvenir casi obligado son los tradicionales zuecos, ya sean los originales de madera o las miniaturas en cerámica, así como los bulbos de tulipán.