Qué ver en Marrakech
Empecemos nuestro circuito por Marruecos en Marrakech, antigua capital imperial. Se trata de la puerta de entrada a Marruecos, por la que cada año pasan por ella más de 7 millones de turistas.
Comienza tu día en la medina de Marrakech, el recinto amurallado de la ciudad declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Una vez hayas explorado las callejuelas laberínticas y zocos de los principales gremios artesanos que la forman, no puedes perderte uno de los lugares más populares para visitar: la plaza de Yamaa el Fna. Aquí encontrarás numerosas tiendas y vendedores ambulantes, incluyendo encantadores de serpientes o fruta de todo tipo. Tómate un café en la terraza de alguno de sus bares mientras admiras esta plaza que Alfred Hitchcock eligió como telón de fondo de una de las escenas de su película El hombre que sabía demasiado. Justo al lado encontrarás la mezquita Kutubía, el techo de Marrakech. Esta construcción del siglo XII, con reminiscencias de la sevillana Giralda, antaño estaba rodeada de tiendas de libros, de ahí su nombre, que se traduciría como ‘mezquita de libreros’. A pesar de su gran belleza, cualquier turista que no sea musulmán tiene la entrada prohibida. Aquí también verás las tumbas saadíes, un complejo creado en el siglo XVI y rodeado por un precioso jardín. En sus edificios, se encuentran mausoleos que custodian las tumbas de los miembros de la dinastía saadí. Por la suntuosidad de su arquitectura, esta es una parada imprescindible en tu circuito por Marruecos.
Otro de los lugares más interesantes para visitar en la medina es la madraza de Ben Youssef. En esta escuela religiosa construida en el siglo XIV podrás admirar algunos de los mejores ejemplos de arte y arquitectura del país. Cuando lo visites, no te olvides de contemplar el bonito patio central y la sala de rezos. Mientras estés en esta zona, vale la pena pararse en el Riad Dar Cherifa. Se trata de uno de los más antiguos de la medina de Marrakech, ya que data del siglo XVI. En su galería y café literario te podrás tomar un vaso de té a la menta para reponer fuerzas.
Fuera de las murallas encontramos el jardín Majorelle, creado por el artista del mismo nombre en 1924 y restaurado años más tarde por el diseñador Yves Saint-Laurent. Podrás caminar por sus coloridos jardines llenos de plantas exóticas y decoraciones suntuosas. Las construcciones pintadas de un azul intenso son tan icónicas que incluso se bautizó esta tonalidad con el nombre del artista. La inspiración de este último fue, entre otros, el Palacio de la Bahía, construido en el siglo XIX a petición de Si Moussa, visir del sultán. Pensado para ser el palacio más grande del mundo, tanto sus jardines como sus instalaciones interiores son un gran ejemplo de la suntuosidad de la arquitectura marroquí.
Marrakech está repleta de museos interesantes para visitar. Además del Dar si Said, donde podrás dar un paseo por la historia de las artes del país y localizado en un precioso palacio, destacan la Maison de la Photographie, que contiene más de 10000 obras que retratan la vida en Marruecos, o el mismo museo de Marrakech, una buena forma de adentrarse en la cultura de este país.
Para disfrutar completamente de tu circuito por Marruecos, no puedes olvidarte de tomar un respiro en uno de los clubes más selectos de la ciudad. En el Nikki Beach Marrakech, por ejemplo, podrás tomar un cóctel y combatir el calor en su piscina.
Si prefieres un momento de relajación más tradicional, esta es la ocasión perfecta para visitar un hammam. Relájate en la sauna, aprovecha para darte un masaje y refréscate en piscinas de agua fría. Aunque existen muchas opciones, uno de los mejores de Marruecos es el Hammam dar el Bacha, una experiencia auténtica en un entorno de ensueño.
¿Qué comer en Marrakech? Existe tanta variedad en la cocina marroquí que es imprescindible saber por dónde empezar. Pues bien, uno de los platos que no debes perderte es el tajine, seguramente el rey de la cocina de Marruecos. Se trata de un guiso que se prepara en un recipiente de barro con una tapa en forma de cono, cocinado a fuego lento. Los ingredientes pueden variar dependiendo de donde vayas, aunque uno de los más comunes es el de pollo. No nos podemos olvidar del delicioso cuscús, que suele servirse junto con el tajine y que es uno de los platos más conocidos. Imprescindible durante el Ramadán, la harira es una sopa hecha con garbanzos y carne que se sirve caliente; deliciosa y saludable a partes iguales. ¿Y de postre? La repostería en Marruecos es increíblemente rica, y se basa en la harina de almendra o la semolina. Entre los pastelitos más conocidos, destaca la ghriba, hecha con sésamo y pasas, o los sablés. Acompáñalas de un delicioso café y unos dátiles al terminar tu comida para que sea absolutamente redonda.