¿Qué hacer en la Costa de Almería?
Geográficamente, la Costa de Almería se divide en tres sectores: oriental, central y occidental. En la parte oriental, conocida como Levante Almeriense, el primer municipio que encontramos es Pulpí, cuyo núcleo urbano está algo alejado del litoral. Una vez allí, hay que visitar la iglesia de San Miguel Arcángel, la mina de Jaravía y el castillo de San Juan de Terreros, de la segunda mitad del siglo XVIII y con unas magníficas vistas al mar.
Continuando nuestro viaje en dirección a Granada, en el término de Cuevas de Almanzora, recibe al visitante la pedanía de Villaricos, situada a 13 km del centro de la población. De marcado carácter turístico, especialmente en verano, cuenta con dos puertos: el puerto de Villaricos y el puerto deportivo de La Esperanza.
Otro de los lugares que hay que ver en la Costa de Almería es Vera, un municipio famoso por sus calas arropadas por las sierras de Almagrera y Cabrera, así como por sus playas de fina arena dorada. Entre las más conocidas, cabe referirse a las de Puerto Rey, Las Marinas-Bolaga y El Playazo. En la zona norte de este última, hay un tramo destino al turismo naturista. Cerca de la costa, se halla la Laguna de Puerto Rey, desembocadura del río Antas, que ha sido declarada reserva natural.
Después de Vera, llega el turno de Garrucha, un municipio con una extensa playa de arena frecuentada por el turismo familiar y un importante patrimonio monumental. Entre sus puntos de interés más importantes, se cuentan el Ayuntamiento, levantado sobre el antiguo alfolí o depósito de sal; la iglesia de San Joaquín, la ermita del Carmen, el paseo marítimo, los monumentos al Inmigrante y al Pescador, la estatua de la Virgen del Carmen, la lonja de pescado y el castillo de Jesús Nazareno Paciente.
Tras visitar la Garrucha, llega el momento de descubrir una de las localidades más bonitas de la Costa de Almería: Mojácar. Convertida en destino turístico de la mano de los hippies en los años sesenta, posee unas preciosas playas y un centro histórico conocido como Mojácar la Vieja, encaramado a un cerro al que los romanos llamaron Monte Sacrum. Sus calles laberínticas y sus casas encaladas de aire morisco son una verdadera delicia. A esto habría que añadir los vestigios arqueológicos localizados en las inmediaciones, en enclaves como la cueva del Algarrobo (del Neolítico), el paraje de Las Huertas (Edad del Cobre) o el Cabecico de Aguilar, donde se han recuperado piezas pertenecientes a la cultura de Argar. Por cierto: existe la leyenda de que Walt Disney nació en Mojácar. Cierta o no, en la década de 1950, el mago de la animación envió a un pequeño grupo de colaboradores a este pueblo almeriense en busca de su partida de nacimiento.
Después de Mojácar, llega el momento de explorar Carboneras, municipio que debe su nombre a las instalaciones de las que disponían para producir carbón de origen vegetal. Entre sus edificios más notables, están la Casa del Laberinto, diseñada por André Block en 1964; el castillo de San Andrés, del siglo XV, y la torre vigía del Rayo, del período nazarí. En el este, a poca distancia de Carboneras, hay un islote conocido como isla de San Andrés.
Nada más dejar Carboneras, entramos en la parte central de la Costa de Almería, ocupada por el Parque Natural Cabo de Gata-Níjar. Su acceso se efectúa a través de La Mesa de Roldán, un espacio dominado por un faro y un fortín del siglo XVIII. En realidad, se trata de una gran mole volcánica, como lo es casi todo el conjunto de este sitio protegido de 26.000 hectáreas.
Yendo hacia el interior, se despliega el llamativo desierto de Tabernas, en los términos municipales de Tabernas, Gádor, Santa Cruz de Marchena, Alboloduy y Gérgal y declarado Paraje Natural. Considerado el único desierto de Europa, se convirtió en los años sesenta, setenta y ochenta en un plató de la industria de Hollywood para el rodaje de numerosos Spaghetti Westerns. Hoy, aún pueden visitarse los decorados utilizados en esas películas. Te aseguramos que está experiencia redondeará tus vacaciones en la Costa de Almería.
Volviendo al litoral central almeriense, aguarda Níjar, uno de los municipios de mayor extensión de España, sito al pie de la sierra de Alhamilla. De sus monumentos, sobresale la iglesia del siglo XVI, con un notable artesonado mudéjar. Tampoco hay que pasar por alto sus playas, como la de Agua Amarga, Las Negras o Rodalquilar.
También en la parte central, tenemos la bahía de Almería, donde se halla la capital de la provincia. Entre lo que hay que ver en Almería, conviene referirse a la Alcazaba, una fortificación árabe milenaria que es el icono almeriense por antonomasia; la catedral de la Encarnación, del siglo XVI; el cerro de San Cristóbal, desde el que se goza de unas vistas panorámicas de impresión; la plaza Vieja o la Casa de las Mariposas.
Ya en la parte occidental de la provincia, el Poniente Almeriense, el primer gran municipio turístico que se puede visitar es Roquetas de Mar, de cuyo antiguo castillo todavía se conservan una torre y varias atalayas del período musulmán. Centro turístico por antonomasia, también concentra en las afueras parques acuáticos y un acuario, y playas como las de La Romanilla, La Bajadilla, Las Salinas, Serena, Cerrillos o Los Bajos.