¿Qué ver en Córdoba?
Si hablamos de lo mucho que hay que ver en Córdoba, es obligado empezar esta pequeña guía de viaje con su monumento más icónico: la Mezquita de Córdoba. Considerada como una de las maravillas culturales de España, este asombroso complejo, construido en el lugar donde antes hubo una iglesia visigótica, data del año 784. A partir de 1236, el recinto empezó a utilizarse para el culto católico, una práctica que ha tenido continuidad hasta nuestros días. A partir de esa fecha, se levantaron varias capillas laterales. El acceso se efectúa por el patio de los Naranjos, donde los fieles musulmanes realizaban sus abluciones antes de la oración. A tu llegada, fíjate en las fuentes y en la impresionante cuadrícula de 98 naranjos. En los lados noroeste y este del patio, hay galerías porticadas con unos magníficos techos artesonados originales. En el lado sur, se despliegan 17 arcos de herradura que conducen a la mezquita. Ya en el interior del edificio, te aguarda un impactante bosque de 850 columnas y arcos de herradura, construidos con piedra y ladrillo de dos tonalidades. Tampoco hay que olvidarse del mihrab o ábside, embellecido con una hermosa caligrafía dorada. Desde 1984, esta mezquita es Patrimonio de la Humanidad.
A tan solo cuatro minutos a pie, te toparás con el puente romano sobre el Guadalquivir. Aunque su origen se remonta al siglo I d.C., la estructura actual es completamente medieval. El mejor momento para visitarlo es al atardecer, cuando las piedras del puente y el paisaje urbano se visten de tonos naranja con los rayos del ocaso. Este punto es ideal para contemplar la mezquita desde un mirador privilegiado. Por cierto: ¿sabías que esta fue una de las localizaciones para el rodaje de la quinta temporada de la serie Juego de tronos?
Otro de los sitios que hay que visitar en Córdoba es la torre de la Calahorra, una fortificación morisca de la época del califato almohade (principios del siglo XIII) que custodia la entrada sur del puente romano. Fue reformada en el siglo XIV, coincidiendo con el reinado de Enrique II de Castilla, lo que le confirió su aspecto actual. Más adelante, haría las veces de prisión y, en el siglo XIX, albergó incluso una escuela para niñas.
También es indispensable visitar el centro histórico de Córdoba, incluido en la lista del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO y considerado como uno de los cascos antiguos más grandes de Europa. Es famoso por sus extensos patios interiores que ofrecían la sombra necesaria a los habitantes de la casa. De todos modos, esta no fue la única astucia de los árabes para protegerse del intenso sol cordobés. Para hacer más llevadero el calor, también diseñaron ensortijadas callejuelas, que permanecen envueltas en sombras durante gran parte del día. Uno de los puntos más emblemáticos del casco antiguo es la escultura del Cristo de los Desagravios y Misericordia, conocido popularmente como el Cristo de los Faroles, realizada en 1794 por Juan Navarro León a petición del monje franciscano Fray Diego José de Cádiz. Se halla en la plaza de Capuchinos, muy cerca de la Cuesta del Bailío, y debe su nombre a las ocho farolas que lo iluminan.
Durante tus vacaciones en Córdoba, visita también el pintoresco barrio judío, situado al norte y al oeste de la Gran Mezquita. Durante el período califal, la población judía de Córdoba prosperó y llegó a dar la ciudad figuras de la talla de Maimónides, erudito sefardí del siglo XII. Probablemente, el rincón más fotografiado de la judería es la calleja de las Flores. Ubicada en uno de los accesos a la calle de Velázquez-Bosco, desemboca en una plaza y es una de las arterias más floreadas, fragantes y coloridas de la ciudad. En cualquier caso, el monumento más importante es la sinagoga, una de los pocos edificios destinados al culto hebraico en el medievo que se conservan en España (fue erigida en 1315). La encontrarás en la calle de los Judíos.
Dedica un tiempo para conocer la bella plaza de la Corredera, construida a finales del siglo XVII por el arquitecto salmantino Antonio Ramos Valdés y con unas dimensiones de 113 m x 55 m. Como todas las plazas mayores, es uno de los puntos neurálgicos de la ciudad y en todos los lados hay arcadas que le otorgan un encanto especial. Antes de dar cabida a un mercado de alimentos, fue aquí donde se llevaban a cabo las corridas de toros. En verano, se convierte en el escenario de conciertos al aire libre.
En tu tour por Córdoba, que no falte el Palacio de Viana, emplazado en el barrio de Santa Marina y poseedor de 12 preciosos patios. Levantado en el siglo XV, cuenta con una fachada renacentista que data de un siglo después. Tras haber sido propiedad privada de una familia noble durante generaciones, esta acabó donándolo a una entidad bancaria, que lo abrió al público en la década de 1980. En 1981, el palacio fue declarado Bien de Interés Cultural en la categoría de monumento. En sus dependencias, se exhiben colecciones de arte y muebles y aún conservan interesantes estructuras medievales.
En cuanto a los museos de Córdoba, uno de los más recomendables es el Museo Arqueológico de Córdoba, enmarcado en el antiguo palacio renacentista de los Páez de Castillejo y en un edificio más moderno. Las colecciones se remontan a la prehistoria y llegan hasta el medievo, pasando por los períodos íbero y romano. Su pieza estrella es el León Ibérico de Nueva Carteya, del siglo IV a.C. y descubierto cuando se estaba construyendo una autopista.
No muy lejos del centro de la ciudad, redondea tus vacaciones en Córdoba recorriendo sin prisas la deslumbrante Medina Azahara, una ciudad del Al-Andalus declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2018. Levantada en el año 936 por el califa Abderramán III y sita a 8 km de la ciudad de Córdoba, en los últimos contrafuertes de Sierra Morena, es uno de los mejores ejemplos de la arquitectura de este período. Medina Azahara fue destruida en 1010 durante la guerra civil que puso fin al califato de Córdoba, si bien conservó parte de su valioso patrimonio arquitectónico. Entre sus reclamos más remarcables, hay que referirse a la puerta Norte, la casa Militar (Dar al_jund), el Gran Pórtico, el Salón Rico, la mezquita de Aljama, con jardines laterales; la casa de Jafar (Dar al-Jafari), la Casa del Lavadero y la Casa Real, residencia de Abderramán III.